CRÍTICAS, VIDEOS Y NOTAS PERIODÍSTICAS:




Dijo Moira Soto de Página 12:

"La doble muerte del señor Miguelets, fascinante pieza teatral de Milagros Ferreyra que juega creativamente con recursos del cine, la presencia de objetos, los códigos del género policial de enigma, el empleo expresivo de la música en vivo. Una producción impecablemente pulida que tiene detrás más de tres años de trabajo de investigación, de ensayo y error, y –considerando los resultados– de ensayo y acierto…este espectáculo tenso, centelleante, que mantiene al público al borde la butaca, recibiendo estímulos constantes e inesperados –a través de las luces y las sombras, la música, las imágenes, los objetos en movimiento...–, a la vez que trata de ir armando la historia, siguiendo al relator que puede meterse en una escena produciendo un distanciamiento fugaz antes del siguiente impacto que quizás provoque repeluz. Porque la sala está completamente a oscuras, las escenas se suceden aceleradamente, las fuentes de luz surgen de lugares impensados creando toda una gama de planos, incluyendo el close-up. Siempre con una sincro perfecta en todos los rubros, en tanto que los personajes se van perfilando y dejando huellas: el apocado coleccionista de pornografía, la impagable mucama, el mayordomo ambiguo (un gracioso guiño de la autora)... Ninguno parece trigo del todo limpio."

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Dijo Verónica Pagés de La Nación:

“Una de detectives y misterio"
Una complicada historia policial, en manos de un equipo creativo y talentoso
Nuestra opinión: muy bueno

De la suerte de advertencia que da el narrador -que bien podría ser un investigador o un detective-, se desprende que se está por asistir a un policial con chantajes, crímenes y traiciones, o no. Es que de lo que suceda sobre el espacio escénico ideado para contar La doble muerte del Sr. Miguelets , cada uno podrá seguir la hipótesis o el hilo conductor que mejor le venga. Todo está en escena y cada espectador tiene permiso para elegir el camino que su mirada le dicte.

Con esta premisa, la directora y dramaturga Milagros Ferreyra creó un ingeniosísimo juego que a partir de un muy bien aceitado sistema de iluminación muestra una misma situación desde varios puntos de vista en el mismo momento, es sólo cuestión de iluminar desde aquí o desde allá. Las luces, entonces, son protagonistas de esta historia de crímenes, obsesiones y deseos ocultos. Ellas son las que guían a un espectador que está sumergido en la más absoluta oscuridad. Cuesta unos minutos acostumbrarse a esos destellos reveladores, pero cuando los ojos dan el okay , la situación fluye con absoluta naturalidad, con el agregado de que se está asistiendo a un proceso lúdico riquísimo. Ferreyra, que también hace cine, involucra en esta puesta teatral algo de ese otro mundo que conoce. Planos y contraplanos en un espacio escénico bien definido, dibujado y aprovechado, que permite al espectador entrar en el juego con más placer.

Elenco solvente
Una compañía más que sólida, en la que se destaca la mucama que compone Lilian Vivas, y que se completa con un elenco en las sombras, cuenta la historia del señor Miguelets que se cruza con la del joven Luciano Terranova y con la de Luisa Casavalles, tres fervientes admiradores de un grupo de ballet; fanatismo que pudo (o no) haber sido el punto desencadenante de la/s tragedias. Tanta ambivalencia va cambiando los tonos a la manera de contar esta historia; así, lo que comienza con un color de dramatismo real va trocando en cierta clase de absurdo que distiende y da señales de que eso es un juego.

Los chelistas en escena le dan una profundidad dramática a la narración que se luce, que le da textura y cuerpo a la historia. Ellos son parte de esos vaivenes por los que se puede discurrir. (…)”

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Dijo Eugenio Maestri, de revista Viva de Clarín:

"Lo que diferencia la obra que Milagros Ferreyra lleva al escenario es la presentación, más cercana al lenguaje cinematográfico que al formato del teatro clásico. Con un preciso juego de iluminación acorde al argumento y la presencia de dos chelistas en vivo que aportan misterio al relato. "


Dijo Alejo Álvarez Herrera, Crítico de cine, CANAL 7:

“Un mismo hecho que al investigarse genera cada vez más contradicciones, especulaciones, argumentos, preguntas, tantas preguntas como respuestas, lo que coloca al espectador en la libertad de tomar una posición: su propia versión de los hechos. Pero tan importante como su contenido es el formato como se cuenta la historia. En una sala en total oscuridad un aceitadísimo y complejo diseño de iluminación hace que la obra se desarrolle con fluidez y velocidad vertiginosa multiplicando las posibilidades que brinda el escenario y dando como resultado un producto más cercano al lenguaje cinematográfico que al del teatro clásico.

Pero, a esa estructura cinematográfica que ya por sí misma hace que La doble muerte…sea una obra novedosa e inusual, su directora le agrega distintos procedimientos como la proyección audiovisual, pinceladas de humor bien dosificado y a dos chelistas q ejecutan la música en vivo creando una banda de sonido propia de la obra.

Innovación, creatividad, un elenco sólido y mucho talento hacen de esta obra una propuesta tan diferente como interesante.”

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Dijo Gabriel Peralta, de CRITICATEATRAL:


Hacer el honor a dos lenguajes

Resulta regocijante observar a creadores que no dan por cerrada ninguna búsqueda en los lenguajes artísticos. Este es el caso de Milagros Ferreyra, dramaturga y autora de la obra La doble muerte del Sr Miguelets.
La inteligente y original forma de utilización de el espacio, las luces, el vestuario y la música, transforma este hecho teatral en un hecho cinematográfico, posibilitando el extraño fenómeno que el espectador decodifique, en el momento de ser recibidos, todos los signos del séptimo arte; pero se redobla talentosamente la apuesta porque en ningún momento deja de ser teatro.
Para alejarse, y vaya si lo hace, del peligro de caer en la hibridez, la directora estiliza y juega con los elementos del lenguaje teatral: la estupenda escenografía se reconvierte en pequeños sets de filmación; la música se transforma en una banda de sonido; y el diseño de luces profundiza la iluminación.
Pero lo más fascinante es la transformación del ritmo escénico a un ritmo de montaje cinematográfico –preciso, exacto-: la escenas paralelas, fusionadas, los primeros planos (si primeros planos), otorgan a la propuesta un tempo absolutamente propio.
Dentro de este mecanismo, casi de relojería, el elenco le saca el jugo a su trabajo, al aplicarse en construir los sólidos arquetipos que intervienen en toda trama de suspenso. Es de destacar dentro de un buen elenco el trabajo de Lilian Vivas, repleto de pequeños matices.
La doble muerte del Sr Miguelets es una obra de una extraña fascinación, que además cuenta con un valor agregado: el de descubrir quien es el asesino. Y le aseguró, amigo lector, que es un desafío.



Dijo Mónica Berman, de Alternativateatral:

"La verdadera imagen del pretérito pasa fugazmente." Walter Benjamin.
Benjamin sostiene que sólo es posible aferrar el pasado en el momento en el que la imagen del pasado "relampaguea", en ese instante preciso en el que es pasible de ser conocido. Uno podría sostener que La doble muerte del señor Miguelets, tematiza, lúdicamente, este presupuesto.
Como es regla casi general en los policiales, el hecho ya tuvo lugar. Por lo tanto la historia a contar será la de la reconstrucción.
En primer lugar esta reseña se referirá al planteo, por llamarlo de algún modo, formal y luego a la instancia temática.
En un principio y con ayuda de una semipenumbra, el espacio de la representación busca ser ocultado. En los extremos de la sala dos enmascarados, ligeramente visibles, ejecutan música.
La iluminación será uno de los factores centrales para que la historia se desenvuelva con fluidez; aquí, iluminar una zona y encubrir otra es, claramente, mostrar una perspectiva, y ocultar las demás que, a su vez, luego serán develadas. La luz no sólo indica hacia dónde hay que dirigir la mirada, sino que subraya la desaparición de lo ya visto. La decisión, evidentemente cinematográfica, deviene en cámara que enfoca un espacio para convertir al resto en fuera de campo (no entendido en términos estrictamente técnicos).
Otra decisión es la construcción de los primeros planos. No hay cámara que acerque objetos, entonces, una serie de personajes, que cumplen múltiples funciones, se aproximan a los espectadores para que éstos observen lo que naturalmente no deberían alcanzar a ver en el teatro.
La utilización de la música también es cinematográfica, vinculada al género y anticipa acciones ya convencionalizadas, pero en este caso la música es en vivo. Y eso modifica absolutamente la percepción.
Para la construcción de la extraescena, se recurre al uso de proyecciones. Una pantalla nos sorprende con fotos que construyen biografías o con fotos de forenses.
El trabajo con los procedimientos es impecable.
Pero hay mucho más que procedimientos. También hay ¿una historia?
Y es aquí donde la frase de Benjamin resuena: ¿en dónde está esa imagen de un acontecimiento del pasado que se intenta reconstruir? ¿Qué posibilidad de reconstrucción de ese pasado existe?
Desde el principio un narrador-interrogador sostiene que lo que hay son versiones y que lo único que se puede hacer es seguir esas versiones hasta el final. Las hipótesis, de más está decirlo, se contradicen, se superponen y cuando todos los indicios nos llevan a sospechar de alguien, se plantea de manera contundente que ese alguien no pudo haber sido.
Por otro lado, y esto es central, toda investigación se produce luego del acontecimiento, no antes. ¿En qué instancia tuvieron lugar, entonces, ciertos interrogatorios? En realidad, todos los interrogatorios menos uno.
En otro orden, ¿cómo es posible morir dos veces?
Es decir, es algo más que versiones diferentes del mismo acontecimiento. Es la evidencia de la imposibilidad de la reconstrucción del mismo.
Las imágenes "relampaguean" como si fueran a hacerse pasibles de ser aprehendidas, pero una imagen se superpone a otra y lo que parecía explicado, muta en imposible de entender.
Compleja, entretenida, profundamente racional, un desafío para los actores y los espectadores. Así es esta propuesta imperdible de Milagros Ferreyra.


Dijo Nea Rattagan, de Escenahoy:


El misterioso mundo del Sr. Miguelets

¿Ha muerto realmente el Sr. Miguelets? ¿Sabe alguien de su paradero? Como una película de misterio e intrigas, entre hipótesis diversas y hechos cruzados, se desarrolla esta aventura.
Teatro como en el cine. Una propuesta diferente de puesta en escena. Haciendo uso de distintos recursos cinematográficos, en especial los primeros planos o planos detalle, se narra la historia como un policial. Este acercamiento del objeto es logrado mediante la utilización de cambios de luces que fijan la atención al circunscribir la iluminación a un pequeño espacio.
La historia del Sr. Miguelets es como un nudo que hay que desatar. El detective, voz principal de este tipo de relatos, cuenta con varios cabos sueltos. A lo largo de la investigación sobre la muerte (¿o desaparición?), del Sr. Miguelets, va intentar atarlos y acercarse a descubrir la verdad.
La acción transcurre de manera no lineal, haciendo otro uso del tiempo, característica que vuelve a recordar las posibilidades del flashback de otras artes como la literatura o el cine.
Los personajes son interrogados, y las distintas versiones son puestas en escena, de manera tal que el espectador puede acompañar de forma activa el proceso.
Los objetos nombrados, muchos de ellos claves para la reconstrucción de los hechos, son traídos a primer plano instantáneamente gracias a la precisión del diseño de iluminación, un recurso original que se hace imprescindible para la poética construida.
El lugar del objeto es preciso y su manipulación veloz permite aquellos cambios de tamaño necesarios para generar este acercamiento de "cámara".
El actor se vincula con los objetos y se funde en estos rápidos movimientos de luces.
Cabe destacar la importancia y el valor de la música en vivo, el sonido de los instrumentos elegidos consiguen generar atmósferas que acompañan con intensidad las escenas.
Una obra de misterio volcada en una interesante puesta en escena que no dejará en silencio a nadie que la vea.


Dijo Brenda Fontán, de Revista 23:

“Un policial que mantiene el suspenso: la propuesta constante de un lenguaje cinematográfico que logra poner en alerta al espectador en busca de las pequeñas pistas que ha dejado el asesino. El género policial no es común en el teatro y por eso también se destaca esta obra, que logra desenvolverse sin ningún problema dentro de este marco, aprovechando todos los recursos: desde la iluminación, los músicos en vivo y el baile, hasta las fotografías proyectadas.”


Dijo Bernarda Arrillaga, de Hecho en Buenos Aires:

“Dos instancias privilegiadas brindan a la puesta el ambiente propicio: la excelente intervención de dos chelistas ubicados al costado de la sala aporta el ritmo que la intriga necesita. Y la iluminación que es la encargada de modular los espacios generando climas adecuados al valerse de recursos propios de la escritura cinematográfica con la luz que cae iluminando parcialmente, demarca planos, e incluso fueras de campo…Una propuesta escénica que, entre declaraciones insuficientes, cartas anónimas, y objetos como testigos silenciosos, no perderá ocasión de convertirse en un atrapante espectáculo que interpela los sentidos”



Dijo Daniel Gaguine, de noticias Urbanas: ****MUY BUENA

“El señor Miguelets murió. Hay que seguir una pista para descubrir al culpable. Este argumento de suspenso, que retoma el clima que solía crear Hitchcock en sus obras, es el disparador para una puesta en escena en la que todos sus elementos funcionan comn una admirable sincronicidad amalgamando virtudes del cine y del teatro...Recursos técnicos, una sólida dramaturgia y un desarrollo ágil logran conjugarse para obtener una puesta de alta calidad…Milagros ferreyra logró una ingeniosa y atrapante puesta de intrigas en la que uno se queda aferrado a su butaca.” .




Dijo Claudia Marochi, de Revista Vuenos Airez:

"El homicidio es en realidad la excusa que utiliza la directora para mostrar una cantidad de hipótesis que se develan a través de la manipulación de objetos y acciones, entre luces y apagones, que desarrollan los personajes.
La puesta en escena se desarrolla en todo el espacio, incluyendo diferentes habitaciones, la representación de una bailarina y músicos en vivo, que marcan el tono rítmico de la obra.

(...)"El punto más intenso de la pieza es la búsqueda de un nuevo lenguaje que se manifiesta claramente, tomando recursos del cine, la música y la danza volcados al soporte teatral para abrir otras posibilidades expresivas, técnicas y escénicas."

“Un policial distinto a partir del trabajo de un grupo independiente, cuya actuación consigue establecer un clima de tensión durante una hora, del que el espectador sólo puede escapar al final.”
Suplemento Asteriscos - 7 días y Revista 23- Fecha 13 de abril

“Todo empieza con el asesinato del Señor Miguelets. Un investigador entrevista a diferentes testigos. El caso se hace difícil. Hasta el espectador se despista. Los juegos de luces ponen su cuota de suspenso. Una obra atrapante.”
Revista Pronto – Fecha 11 de abril